


La restauración de la Iglesia de San Andrés y la Capilla del Obispo, uno de los conjuntos más antiguos del Madrid histórico, se abordó de forma integral para preservar su autenticidad, garantizar su estabilidad y recuperar su función litúrgica. En San Andrés se intervinieron cubiertas, muros, fachadas y elementos pétreos, empleando técnicas tradicionales, además de actualizar instalaciones y mejorar accesibilidad y seguridad.
En la Capilla del Obispo, referente del gótico final madrileño, se recuperaron su arquitectura y rico programa ornamental —yeserías, retablos, sepulcros y rejerías— mediante intervenciones especializadas. La obra, desarrollada bajo supervisión arqueológica y en coordinación con la administración patrimonial, permitió recuperar uno de los espacios más representativos del Madrid medieval y consolidar su valor cultural y espiritual.








